viernes, 21 de diciembre de 2012

Escuché...

Escuché el final de la mejor canción de amor, cuando su corazón dio el último latido. 
A oscuras, debido a que la luz se apagó cuando cerré sus ojos, un río de lágrimas enloquecidas vagaron sin rumbo por mis mejillas, y por el bello rostro del hombre que yacía entre mis brazos. 
Mi vida, te fuiste... y yo, marché contigo.


                         

martes, 4 de diciembre de 2012

Como gotas de agua

Gotas de agua decoran la ventana de mi habitación quedando opaca por culpa de esta lluvia. Las miro fijamente, intentando ver a través de ellas. Puede parecer cosas de locos pero... ¿Quién nunca se ha quedado observando la carrera protagonizada por dichas gotas frías?
Mantengo un debate conmigo misma viéndolas pisándose entre ellas, luchando por llegar a ser la primera en recorrer el cristal para conseguir su "objetivo". Se me escapa una sonrisa y pensé en voz alta: "¡Qué casualidad!".
Soy de las que le encanta ver más allá las cosas sencillas, no pude evitar el comparar la vida con unas simples gotas peleándose por desembocar . 
Me di cuenta que cada una dibujan un camino a su manera alrededor de las demás. Se juntan, se separan. Algunas van acompañadas por unas pocas, las hay que crean gotitas más pequeñas y las escoltan hasta hacerse grandes para luego dejarlas deslizarse libremente... 
Pero hubo una que me llamó muchísimo la atención de las miles que adornan la cristalera. Destacó su volumen, gordita, como yo. Mientras fluyó muy lentamente por su particular ruta, se hizo más pequeñita. Me dió sensación de mucha seguridad en si misma, porque no dejó que ninguna otra se entrometiera. 
Así, hasta que llegó al borde donde se mezcló con las demás gotas caídas. Fue su fin, pero consiguió la meta.  
El objetivo de mi vida vi reflejado en esa perseverante molécula de agua. Ahora bien, ¿Casualidad, destino, paranoias mías ..? no lo se.  




jueves, 25 de octubre de 2012

Me dijeron una vez...

Me dijeron una vez...
"Hablarás de esa persona y tu mirada se iluminará al igual que los primeros rayos del sol cuando comienza un nuevo día. 
Sentirás, que tu corazón bombeará tan fuerte con solo pronunciar su nombre o sencillamente, sin planearlo, lo escucharás en la calle y una gran sonrisa se tatuará en tu cara. En ese mismo instante te preguntarás ¿Por qué? 
Abrazarás a la almohada de tu cama, creerás que está ahí, al lado tuya, permanecerá el gesto de felicidad mientras te duermes pensando en ese primer beso.
Después de todo estos momentos, incluso de muchos más que pasarán, una mañana abrirás los ojos y te dirás que estás enamorada".
Sentada al filo de la cama sin moverme, con la mirada fija en la puerta del armario, los ojos fuera de su órbita y sobre todo, dormida... solo pude decir: 
- ¡Maldita bruja! 





viernes, 5 de octubre de 2012

Día 31 de octubre

Día 31 de octubre, 12:00 de la noche. La luna observa desde lo alto del cielo, vestido de riguroso luto, como voy avanzando en este oscuro lugar lleno de cipreses.

Siento frío, o eso mismo creo yo. Mi linterna se va apagando cada vez más, le queda muy pocas pilas. Aumenta mi agonía por salir de aquí pero, no encuentro la salida. Alumbro como puedo los pasillos de nichos con sus respectivos nombres, se clarea algunas fotografías de sus dueños y siento las miradas de cada uno de ellos acusándome de no dejarles descansar.

Todo mi cuerpo tiembla, se nota por la luz de la linterna que se mueve demasiado por mi culpa. Intento dar pasos firmes por este camino de piedras, no quiero que piensen que tengo miedo, pero es imposible.

Oigo con el viento sus risas, una leve vocecilla de ultratumba pero, quiero pensar que es mi subconsciente quien me juega esta mala pasada.

A lo lejos del pasaje puedo distinguir, con la poquita luz de la dichosa linterna, el portón de hierro que separa la muerte con la vida. ¡Por fin la salida!

No salí corriendo, pensé que sería una estupidez. Entre que la pila se agota y la senda llena de piedras... podría caerme, no quiero sufrir un pequeño traspiés. Me encuentro solo entre tantos seres inertes. Seguro que no me ayudarían a levantarme.

Una pequeña sonrisa se perfila en mi rostro mientras me aproximo a la puerta pero, no me duró mucho esa “felicidad”. De golpe un escalofrío entró por mi cuerpo al ver la sorpresa que me tenían preparada los habitantes del camposanto. La dichosa linterna se apagó. El portón, estaba cerrado. 



miércoles, 3 de octubre de 2012

No me dejes sola aquí

Lágrimas que pasean a lo largo de mis mejillas desembocando en un pañuelo que acerco a mis ojos, antes que se derramen en tu pecho. Siendo cada una de ellas quienes empapa de dolor el dichoso trapo blanco, e intentan que este río improvisado arrastre todo el daño que desborda mi corazón. Grito, grito desesperada, desgarrándome las entrañas... sintiendo tu cuerpo frío entre mis brazos y las olas del mar jugueteando con nuestros pies en la orilla. Miro hacía un horizonte cubriéndose de negro, mientras maldigo a la luna que aparece entre mis pupilas desbordadas por el sufrimiento. Sabía que llegarías para arrebatármelo, maldita, pero nunca imaginé que fuera tan pronto. 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Teniéndote entre mis brazos...

Teniéndote entre mis brazos, con ese tacto suave que te caracteriza, es cuando me siento por fin tranquila. Te miro con la misma ilusión del primer día manifestando en mis pupilas el inmenso amor, respeto, cariño... que siento por ti. Mientras, en mi cabeza ronda todas esas preguntas que, al fin y al cabo, no obtendrá ninguna respuesta. 

Te cuido, te mimo, te protejo... aún así pienso que es poco. Te doy completamente todo. Me entrego al máximo demostrando que mi corazón está inundado de tu recuerdo, siendo lo único que quiero en mi vida, tenerte a mi lado.

Compañero de viajes que te unes en busca de aventuras infinitas, sin tener miedo a descubrir un mundo desconocido. Amigo que siempre está ahí para apoyarme en lo que necesite, tanto en los momentos buenos como malos. Amante fiel, me haces sentir deseada todos los días cada vez que te susurro al oído 'ámame'...

Es mirándote a los ojos, mientras tus brazos rodean mi cintura sin dejarme escapar, cuando mi impulso se manifiesta robándote un beso, y es mi corazón quien se expresa en palabras cuando te digo "te quiero". 





lunes, 17 de septiembre de 2012

Eso es amor, querida amiga

Hablo con la luna, creo que ella se ha dado cuenta. Le digo bajito, que poco a poco siento en mi corazón algo muy fuerte y creo que lleva un nombre. 
Ella dice, que por las noches cuando me observa, el brillo de mis ojos no se compara con el suyo, cada vez que pienso en el. 

- Eso es amor, querida amiga. Te estas enamorando. - Me respondió la luna.

Miro hacia donde ella se encuentra, rodeada de todas aquellas estrellas hermosas que dan luz a esta noche tan oscura. Sonriendo y entre mis manos la foto de esa persona especial para mi, la beso como si estuviera el a mi lado. Acerqué la imagen a mi pecho:

- Si, creo que me estoy enamorando.




jueves, 30 de agosto de 2012

Verás que rico está

Agárralo con fuerza para que no se escape. Atención con el extremo, hay veces que te dan escalofríos al lamer y de lo bueno que está, puede crearte adicción. Seguro que no podrás parar. Dale mordisquitos. Siente como algo que es duro está muy tierno, y ese sabor tan inconfundible se mantiene en tu boca. Juguetea para que no te aburras. Mientras te lo devoras, con tu lengua acaricia todas las partes sin dejar ni un centímetro por chupar, y ¡Cuidado! hay veces que chorrea. Sigue así, hasta llegar al final. Hasta tragártelo entero. No dejes nada sin aprovechar. 
¿Verdad que está rico el helado? 


lunes, 27 de agosto de 2012

Colocándose la sal en su cuello...

Colocándose la sal en su cuello, tan apetitoso manjar, me dijo en voz alta "¡Toma, bebe un trago!" ofreciéndome en un vaso de cristal un líquido transparente en su interior. 
Aparté su mano de golpe arrojando el recipiente al suelo rompiéndose en pedazos. "¡Ay! ¡me cortado!".- Contestó. 
Por mi cuerpo, el maldito escalofrío al ver esa gota de sangre paseando por su pierna. 
Sin pensarlo, me agaché hacía ella. El olor y la excitación son más intensos. Mi lengua acaricia el camino que dejó esa gota por su infinita pierna, siento ansias de morderla pero antes quiero llegar al origen de la herida. 
Me agarró la chica del brazo levantándome, hasta que nuestras miradas se encontraron.
"Eeh, veo que quieres jugar".- Guiñándome un ojo
Mientras acercaba sus labios, me acordé que en su cuello sigue esa sal. Ahora son los míos quien besa su cuello jugueteando con ella, hasta que mis colmillos desgarra la piel de esta joven entre gritos de dolor y sufrimiento. 


Dedicado a @mik34sena

Es el manto negro...

Es el manto negro quien arropa su cuerpo frío. Sus ojos me devuelve la mirada apagada, se marchó sin decir nada. En la mesita de noche al lado de la cama, hay una carta que, sintiéndolo mucho, no soy yo quien deba decir cuál es su contenido.

Olor a incienso en la habitación destrozada. Cristales en el suelo con resto de sangre, las sábanas teñidas de rojo y al rededor todo desbaratado. Así estaría su alma para terminar por una dichosa vez con su vida.   

Me da pena ver cómo alguien puede acabar de esta forma. Y sin dejar nunca de preguntarme, siempre que veo una escena igual, ¿por qué lo habrá hecho? creo que esa pregunta es el motivo del porqué trabajo en esto.  

Llega el peor momento: informarle a sus familiares de lo ocurrido. Me acerco a la cama donde está el cadáver del muchacho joven. Sus manos cerca de los bolsillos lo agarré por la muñeca, vi restos de polvos blancos en sus dedos. La mirada, lógicamente, se fue hacía su nariz. Efectivamente, esas partículas se encontraban allí también. 

- Asco de drogas. - Dije en voz alta. 

- Señor, tenemos que comunicarnos con los familiares para que reconozcan el cuerpo. ¿Lo has identificado ya? 

- Estoy en ello Gutierrez. En cuanto tenga datos del fallecido me pongo en contacto con ellos. Gracias. 

Vuelvo la mirada al cuerpo inerte pero ahora con más pena. Colocando su mano izquierda en el pecho, introduzco la mía en el bolsillo del pantalón en busca de su cartera, para ver quien es el individuo que está muerto en la cama, dejando rota una familia. 

Ni en un lado, ni en el otro encontré nada. Solo el vacío de un saquito de tela. 

- ¡Inspector, mire esto! 

Giré hacia donde escuché la voz del compañero. Enseñándome, entre los flashes de las cámaras que están capturando cualquier detalle del escenario, la puerta del armario empotrado. Es justo el del espejo partido en trozos que lleva sangre del joven.

- Pienso que aquí ha pasado algo más que un suicidio. - Dijo el compañero. 

Entonces, sin esperar este nuevo acontecimiento, empecé de nuevo a colocar las pruebas para aclarar este suceso. 

- Así es Martínez. Y no seré yo quien no sepa cuál es la verdadera historia de esta tragedia. 


lunes, 13 de agosto de 2012

No necesito...

No necesito mirar al cielo y recordar el color de sus ojos, ni probar la dulce miel para saborear sus labios.
No hace falta los rayos del sol para sentir el calor de su cuerpo, ni pasear entre azahares para percibir su aroma. 
Entonces doctor dígame: ¿usted por qué no la ve?




lunes, 6 de agosto de 2012

Cuando miré por la cerradura

Llegué antes de mi hora porque el profesor no fue a clase. Entré en casa:  
- ¡Ya estoy aquí!- Cerré la puerta y nadie me contestó. 
Dejé la mochila en la silla del comedor. Me senté en el sofá cansada, cogí el mando para encender la televisión mientras coloqué mis pies con los calcetines encima de la mesa viaja. Mi instinto, de repente,  escuchó un sonido algo leve y extraño antes de salir el canal que quería. Quieta, sin hacer el mínimo ruido, mis oídos se transformaron en una antena para averiguar de dónde procedía aquel ruido pero, por culpa del locutor no escuché nada. Apagué la televisión. Me puse de pie delante de la mesita, solté el mando y me encaminé hacia el pasillo de la casa en busca de su origen. 
Entonces llegué a una habitación donde ese sonido, aun más fuerte, sonaba a gozo. Sin pensármelo dos veces miré por el ojo de la cerradura, quise ver lo que ocurría dentro. ¡No me lo puede creer! Reconocí sin duda ese pelo rubio rizado, piel morena encima de otro cuerpo atlético, que no tenía ni puta idea de quién era ese tipo. Los pechos de mi madre bailando al ritmo de la figura musculosa que la sometía al ejercicio de la diversión. 
No salí de mi asombro. Dejé de ver por la cerradura más que sorprendida. Se quedó grabada en mi retina esa escena donde unas manos grandes agarraban la cintura de mi madre moviéndola a su antojo y gozando los dos de su querida lujuria. 
Sin decir ni una palabra, me levanté de golpe y abrí la puerta de la habitación del placer (o del horror como pensé). Las miradas atónitas se dirigieron directamente hacia mi persona, quedándome petrificada al abrir la puerta del cuarto oliendo a satisfacción resentido. Mientras, las siluetas rebuscaban en la cama las sábanas para tapar sus cuerpos desnudos sudorosos, para que dejara de ver aquella estampa. 
-¡Nena! Te lo puedo explicar.- Dijo mamá. 
Pero con los ojos como platos, apunto de inundarse por observar todo el percal, negué con la cabeza y cerré la puerta del dormitorio con un portazo en forma de decepción. Y en ese mismo momento se escuchó por todos los rincones: 
- ¡Cariño, ya estoy en casa! 




sábado, 28 de julio de 2012

El tren de la vida


Unas vías del tren, vagones enormes, paradas vacías, comprar el billete para luego… ¿volver? Y sin duda, el final del trayecto.

Si no crees que la vida sea como ir en uno de los asientos, observando lo que ocurre alrededor con todo mi respeto, no sabes lo que pierdes.

Elegir a donde ir y saber que camino quieres coger. Esperar a que ese tren llegue como esa oportunidad tan deseada para cumplir tus metas; cuando llega, corriendo buscar el mejor lugar para sentarte y sentir esa seguridad al saber que estas de camino.

Observar dentro del vagón, gente que entra y sale. Algunos los llaman conocidos, otros son compañeros, pero a muy pocos; amigos. Los hay que te acompañan durante todo el trayecto, sin dejar que bajes en otra parada que no sea la tuya, yo a ellos los llamo mi familia.

Muchas estaciones con diferentes destinos: “Próxima parada, Éxito”, “Próxima parada, Lujos”, “Próxima parada, Trabajo y Dinero”… “Próxima parada, Drogas - La Destrucción”.

Pero ese tren infinito, nunca para. Solo cuando después de ese largo trayecto llega la ansiada parada. Con decisión apretar el botón para abrir la puerta hacia la libertad ¡Por fin alcanzar el objetivo!

Ahora, cuando los recuerdos pasados inundan la cabeza y hacen daño en el corazón… ¿Quieres coger billete de vuelta?

viernes, 13 de julio de 2012

Barco a la deriva

Aroma al mar, expandida por todo este embarcadero vacío. El último barco en partir, lo veo a lo lejos sin capitán. Es el viento quien manipula el rumbo a su merced, sin valorar la tripulación. Y observo con tristeza en la mirada, esa tempestad que somete al pobre marino sin poder defenderse.
No cabe duda, se protege de todo mal; sin éxito.
Llueve tan fuerte, igual que gotean mis ojos con sabor amargo. Porque ese barquito de papel se hunde, con mis sentimientos subidos en el. 





jueves, 12 de julio de 2012

Nada queda

Nada queda. Brillaba, reluciente entre todas las flores eclipsando todo a su paso. Iluminaba con su mirada todo el valle oscuro cuando le dio por salir a la luna, siendo el sol quien se escondía de ella.
Solo queda esa alma desaparecida, perdida en el bosque. Esperando a ser rescatada de su jaula... soledad; así es como la llama.


lunes, 2 de julio de 2012

Última parada, tus besos

- ¡Qué nervios! tengo tantas ganas de volver a verlo. ¿Qué hora es? ¿son ya las 10:15? vaya... todavía quedan unos cuatro minutos. 

Me siento en la parada, esperando a que llegue. Al lado mía, María, la pobre ya la tengo amargada. 

- Pero siéntate niño. ¡No veas! si lo llego a saber, no cogemos el autobús de esta hora. ¡Maldito momento que te dije de llegar tarde y tuviste que coger este bus! si lo llego a saber... 

- Anda ya - le contesté. Se que realmente estas muy contenta por verme tan feliz. ¿Verdad chocho?

María asintió con la cabeza y su enorme sonrisa. Esa mirada tan tierna y delicada me relaja tanto, menos mal que viene conmigo. Vemos pasar los coches, motos, peatones... ¡solo falta que pase ya el autobús!

- Dani, a tu izquierda.

Me levante de un golpe, ¡por fin vi el autobús!. Se paró en frente, se abrió las puertas... ¿No está?. Asombrados, María y yo nos miramos con la misma sensación. ¿Pero, dónde está? 

- ¿Subís o no? - Nos preguntó el conductor.

Sin decir ninguna palabra por la situación, el chófer cerró las puertas y se fue. 

- ¡Qué me ha dejado tirado, Mari! al final, a elegido a su mujer. - rompí a llorar, en los hombros de mi mejor amiga. 

- Cari, no te pongas así. Sabias que podía pasar. ¡Esta noche nos vamos de juerga! verás que encuentras un maromo mucho mejor. 

En ese mismo instante, un coche negro dio un frenazo al lado nuestra.  

- ¿Qué haces abrazada a mi chico, guarrilla? 

Al escuchar esa voz, asome la cabeza por la ventanilla. ¡Era el! tan guapo, su pelo moreno y esa camisa blanca marfil que tanto le favorece, la que le regalé. Pantalones negros marcando todo su señorío. ¡Hay madre mía! me lo comía ahí mismo.

- Subes o te quedas con ella. - volvió a gritar. 

-¡Voy! - agarré la mano a mi amiga, y ella, sin dejar de sonreír me dio su permiso para irme con el. 

- ¡Pasároslo bien! 

Me subo al coche. Despidiéndome de María le lancé un beso al aire, solo para ella. 

¡Me siento tan feliz! ya lo tengo a mi lado, puedo tocarle, acariciarle, sentirle... es lo que deseaba nada más conocerle. 
En la radio, una canción que me sonaba mucho. No me acuerdo si era por la primera vez que nos besamos o cuando me dijo que sentía algo por mi pero que era imposible.

- Fue cuando te dije que hay un sentimiento creciendo y era por tu culpa. ¿Ya no te acuerdas Dani? - Me dijo mientras conducía. 

- ¡Vaya! ¿pero cómo sabes lo que estoy pensando? - Le contesto atónito. - Pero que si me acuerdo, solo era para saber si te acordabas tú. 

Se quedó el coche en silencio, solo se oye la canción.

- Por cierto, ¿dónde vamos?

- Hoy eres mio, no te vas a escapar como otras veces. Ahora si que no tienes escusas. Nuestro pacto ya queda claro ¿no? 

¡Ahhh! mi corazón salta de alegría por mi, ya que no puedo. Recuerdo que estoy dentro del coche. Veo, que me lleva a un lugar que no conozco, nunca he estado aquí. Muchas naves de empresas enormes y solitarias. Solo falta la pelotilla del oeste para que sea igual que en las películas.

Entramos en una de esas naves a pie, el coche lo aparcamos afuera en la puerta. Todo a oscuras, ni una ráfaga de luz ni nada, muy tétrico. Pero, se percibe la figura de algo grande en medio de toda esa sala. 
Se acerca a no se donde, por que no veo en esta oscuridad y enciende de la nada unas pequeñas estrellas que se iluminan en el techo. Solo miro hacia arriba asombrado por tal belleza. 

- Ya que no puedo regalártelas, las traigo. Mira, ¿lo reconoces? 

Miro donde señala con el dedo. ¿Cuál es mi sorpresa? ese famoso autobús en lo cual, esta preciosa historia nace. Nos miramos y sin saber cómo, nuestros labios se encuentran por fin dando rienda suelta a todo este sentimiento que resurge entre nosotros.

En ese momento agarra mi mano para llevarme dentro del bus. Abrió las puertas y subimos. Se sienta en el asiento del piloto y yo, miro a donde sentarme pero, me paró. 

- ¡Oye! ¿A dónde vas? - guiñándome. 

En seguida le pillo la indirecta. Levanta el brazo y deja que me siente detrás de su asiento. 

- Pues, a donde me lleves tu guapetón. Pero te digo que no tengo ni un duro. 

- ¡Bueno! sin dinero no le puedo llevar a ningún sitio caballero. - criticó. - Pero, sin ser grosero, pienso que hay otras alternativa para pagar lo que me debería, si le dejo subir. 

- ¿Si? ¿Quieres qué...? 

No me deja terminar la frase. De un salto se puso enfrente y cerro mi boca con la suya. Su lengua juguetona con la mía, compiten para entregar el mejor de los besos. Ese sabor a dulce, a pasión. Saltan chispas dentro de este autobús. 

Poco a poco desabrocho cada botón de su camisa, mientras sin perder tiempo, arrebató mis pantalones dejándome en calzoncillos para acariciar todo mi ser. Su pecho descubierto y mis manos con un solo fin: saquear íntegro su cuerpo sin dejar un centímetro por explorar. 

Por culpa de los asientos, al ser tan estrechos, cada roce se hace más placentero. Noto su miembro, tan duro como el mío, roza mi trasero. Mientras con sus garras coge mi cuello para acercarse a mi oído:

- ¿Disfrutando del viaje señor? - Con voz de gozo.

- ¿Lo dudas?. - se escapa un ligero suspiro del gusto. - Creo que los dos estamos disfrutando de este recorrido por la ruta del placer. 

Me contesta dándome más caña a cada minuto. Los sillones son cómplices de este idilio y los utilizamos a merced de nuestra imaginación.

Se empaña los cristales. Nuestro aliento, cansado, pero satisfecho de recorrer esta excursión por cada zona del bus, junto a la persona que me hace vibrar, me hace feliz.

Nos sentamos al final del pasillo, terminamos el juego para tener un poco de descanso. Me echa el brazo por encima y sujeta con fuerza mi cintura, me mira a los ojos: 

- Me he dado cuenta. Lo que tenía con mi mujer era solo una tapadera y gracias a ti, ahora si digo que soy yo al cien por cien. Gracias Dani, por estar a mi lado. 

No le digo nada, un beso, lo dice todo. 

- Pero, hay algo que me dijiste hace un tiempo tu también, que no se si al final cumpliste o no. - Dice.

- ¿Algo de qué? - Contesto extrañado.

- ¿Al final tus padres ya saben lo que sientes?...  




viernes, 22 de junio de 2012

El placer del despertar

Y me desperté, tan cansada. Me siento en la cama pero antes fijándome que pie pongo el primero, tiene que ser el derecho para que todo salga bien. 
¡Mmmm... cómo huele a café! pero... ¿Qué? ¡si en mi casa no hay nadie! 
Levantándome ya de golpe, despacito, me dirijo hacia la cocina. Asomada a la puerta, no hay nadie. 
- ¡Buuuh!  
-¡Aaah! - me giro y con el corazón a mil por hora del susto, mi subconsciente solo sabe decirme ¿y este quien es?.
- Jajajaja ¿Te has asustado pequeña? - dijo con tono chulesco. 
- ¡Pero de que vas niñato! ¿Cómo has entrado en mi casa? ¡¿Quien eres y que haces aquí?!

Esa mirada, ojos verdes esmeralda, se me clavó en los míos y sin decir media palabra noté sus brazos rodeando mi cintura, con fuerza me llevó hacia sus labios. 
Intentaba quitármelo de encima, pero entre tu y yo, nunca jamás probé tal caramelo. Me dejé llevar. 

A 15 de Diciembre ¡y yo con esta calor!. Tomé el poder absoluto sobre su cuerpo y con mis manos iba peregrinando e investigando todo lo que podía agarrar. Y por su parte, demasiada delicadeza. Esas braguitas tan monas que me compré hace tiempo en el rastro, me las quitó poco a poco y yo, desesperada por verlas tirada en el suelo. 

¡Huy, la mesa! estábamos apoyados en ella y por culpa de las ganas casi se rompe el cristal. Así que le acorralo entre mis piernas mientras, mi Hércules, va cargándome hacia la encimera. Ahí, agarré su melena morena, le volví a mirar, dirigiéndome hacia a su oído:

- Mi nombre es Lujuria... ¿y el tuyo?
- Mejor, te lo demuestro. 

¡Uf! no hay más palabras, solo el sonido de la respiración por hacer tanto ejercicio juntos. Nunca, en lo que llevo practicando sexo, me concedieron tal honor de sentir todo el placer que el me daba. Parecía que me conociera de toda la vida por que, ¡madre mía! el poderío que tenia ahí metido.

Si antes estaba despeinada y medio vestida, ahora nuestros cuerpos desnudos frente a frente entreteniéndonos tan ricamente. Mientras el manoseaba lo que son mis tetas, yo me abandonaba voluntariamente para que me aprisionara con todo su órgano viril y claro, sintiendo aquello dentro de mi ¡quien no se dejaría! 

Orgasmo, solo se oía orgasmos... casi, ya casi... y...

- ¡Niña, despiértate ya joder! que son casi las tres de la tarde! 

Sobresaltada con los ojos como platos, me siento en la cama sudando. ¡Mierda! tuvo que ser un sueño. Pero una cosa que se me viene a la cabeza, ese muchacho... me suena mucho su cara... 


miércoles, 13 de junio de 2012

No puedo corazón

Abrazo desesperada en busca de algo que no tengo y siento vacío. Se escapó por esas grietas del muro roto que me costó tanto esfuerzo levantar para encerrar todos esos sentimientos, y ahora invaden un baúl que no tiene dueño.
Hasta donde me atraviesa, ¡deja ya de causarme tanto dolor! se que lo necesitas y no me niego a dártelo pero entiéndeme, corazón, no puedo suplicar lo que me estas exigiendo. 



lunes, 11 de junio de 2012

Ya duerme tranquila

Esa luz que brilla dentro de la inmensa oscuridad, figura blanca, resplandece con esa belleza que le caracteriza. Quedó solo de ella su llanto agonizando de dolor. 
Mendiga por esas calles tan estrechas. Subasta su pureza al mejor postor, y días tras días se oyen esos gritos de angustia disfrazados en orgasmos. 
La vi sentada en el suelo. Su pelo oscuro es quien esconde esa mirada tan inofensiva. Mis manos apartó su melena sin nada que decir, pues del primer momento embrujó mi corazón. Temblorosa por el miedo, muchos años de castigos cobrados y yo con un solo propósito. 
Agarré sus manos con todas mis fuerzas, le abracé como nunca hice y cerró los ojos; ya duerme tranquila.


jueves, 7 de junio de 2012

Y lo vi...


Y lo vi, rodeada de tanta gente a babor. Me quede prendida por sus ojos, azules como la mar en la que cruzábamos con ese enorme transatlántico. Su figura apoyada a la barandilla mirando hacia un horizonte cubriéndose al anochecer; y en su mano derecha, un cigarro que en ese momento envidiaba porque era lo que sus labios besaban.

Temía que se volviera, pero el destino pícaro, me traicionó. Sonó la bocina y él, por instinto, se giró. ¡Oh no… me vio! Su rostro, sorprendido, dibujó al instante una sonrisa sagaz, y tranquilo, se dirigió al lugar donde yo me encontraba.

Mientras, sentía con cada paso cómo mi corazón volcaba, dando un giro de 180 grados y mis mejillas sonrojadas demostraban mi timidez a su presencia. Clavándose en mis pupilas su mirada insinuante; se atrevió a pronunciar:
-¡Salomé! – dijo sonriendo. ¿Qué haces aquí?... sabía que nos volveríamos a encontrar.




miércoles, 30 de mayo de 2012

A la deriva

Amada mía, si esas olas del mar me llevan a la deriva no me perdonaría nunca el dejarte sola en esta vida. Por eso mismo, contraté a mi alma para siempre vivir al lado tuya. Protegiéndote de todo mal que se asoma. De la soledad más absoluta. 


Pero lo elegiste tu

¿Por qué haces que en mis sueños siga recordándote?
Soñé de nuevo que me mentías, hiciste tu vida y otra persona esos te quiero le decías. Mi alma de pena se moría, esos celos extraños me envolvía. Mientras tu feliz, clavas la mirada revelando represalias hacia a mi. ¿Qué te hice si esto es lo que escogiste? 

Sí, me hice la fuerte para demostrar que no formas parte. Esos cachos partidos los volví a reponer justificando tu partida pero, de nada sirve si en esos pedazos todavía existen sentimientos y al volverlos a encajar florecen de nuevo, o eso creo. 

Se que te hecho de menos. No hay ningún día en el que esos momentos vividos contigo, hagan presencia en mis sueños. Y en cuanto despierto, lamento todo lo sucedido. 

Pero fuiste tu quien decidiste narrar la historia por separado. Ahora intentas volver a enlazar nuestros relatos. ¿Sabes? en lo único que no has fallado es que en mi cuento, sí narra que una joven ama a un muchacho que le partió el corazón, pero que gracias a eso ella, la chica, volvió a vivir. Y es cuando más feliz se encuentra a pesar que ese amor no lo olvida. 
Tengo muy claro que aunque te quiero, lo nuestro nunca funcionó. Y si volviéramos a retomar esa relación, seguro que ese hermoso final prometido jamás existirá. 

lunes, 21 de mayo de 2012

Suspiro

Tenerla tan cerca pero sentirla demasiado lejos. Desear por solo un instante el saborear ese caramelo en sus labios y con mis manos acariciar su piel de terciopelo. Arroparme en sus cabellos, perderme en ellos. Percibir su aroma y de golpe abrir las puertas de lo anhelo. Suspiro por rodearme a su cintura. Suspiro porque al mirarla a los ojos quisiera saber si siente lo mismo. Suspiro por ese beso... 
Ojalá querida amiga, algún día reúna ese valor para decirte que te amo. No quiero que todo esto quede en un simple sueño. 

sábado, 19 de mayo de 2012

Puedo escribir...

Hoy, después de tanto tiempo sin poder escribiros, es este gran poema de Pablo Neruda que quisiera compartir con todos ustedes. Hay una espina clava en mi alma y poco a poco me la voy arrancando así que por favor, entenderme si no actualizo mi blog. Perdonadme, tengo que marcharme demasiado pronto.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 


Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.» 

El viento de la noche gira en el cielo y canta. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

domingo, 6 de mayo de 2012

A mi madre


Abrázame fuerte porque necesito sentir que estas a mi lado, aunque sé que siempre estas ahí tanto para lo bueno como para lo malo. Regálame una caricia de tus suaves manos, y también una mirada cómplice entre nosotras, cuando te cuento mis batallas para luego escuchar tus consejos más sabios. Sin tener que llamarte vienes a mi, para que llore en tu hombro y desahogarme sin ni siquiera saber el motivo, todo para que mis lagrimas no se malgasten. Por todo esto y muchísimo más tengo que darte las gracias, decirte que me siento orgullosa de que seas mi madre.
Mamá, eres lo más grande. Podrás o no creerme, lo digo por todo lo que hemos pasado, tu y yo lo sabemos. Pero desde aquí quiero decirte que para mi eres el pilar que sujeta mi vida junto con la de papá, el abuelo y mis hermanos, que os quiero con toda mi alma mamá. Nunca lo dudes ¿Vale? Te quiero mucho.

viernes, 4 de mayo de 2012

Añoranza

Sigue sentada en ese mismo banco donde un día la vio por primera vez. Su mirada perdida en la añoranza y un reloj que ya no marca las horas. Un ir y venir de gente por su vera, una brisa ligera le regala el aroma de su amada. 

El paso de los años hacen que los tiempos cambien. Donde antes ni podían pasear junto al mar, solo siendo cómplice de su idilio la luna, ahora presentes al mundo se besaban con tanta pasión   que ni la mayor historia de amor podrían envidiarlas.

Una leve lágrima que lleva su tristeza, la deja caer por sus mejillas. Antes era un beso tan puro el que dejaba que rozara su rostro y marcara para siempre su piel. Aún siente como le agarra de la mano tan fuerte y esa mirada que le decía "aquí estoy yo, contigo" envolviéndola de tanta felicidad sin ni siquiera tener que decirle te quiero. 

Levanta la mirada al cielo, dejándose llevar por el viento que acaricia su pálido pelo, gritó con toda sus fuerzas: "Espérame amor mio que ya queda poco tiempo para vivir eternamente en nuestro pequeño paraíso". 


miércoles, 2 de mayo de 2012

Ser feliz y su consecuencia



No, no pienso rendirme tan fácilmente. Hay algo dentro de mi que puede con todo esto incluso con más. Así que te advierto; si pretendes hacerme daño, te responderé y no con un golpetazo.

La mayor de las fuerzas es mostrarle al enemigo (por mucho daño que haga) una sonrisa de oreja a oreja, demostrarle que eres feliz y que las personas que realmente te quieren son más importante que tu contrincante. Con solo eso, lo dejas K.O. y no sabrá como devolverte ese gran golpe. ¡Sed felices!


miércoles, 25 de abril de 2012

"El tamaño no importa, léelo"


¿Cuál es el motivo de este post? muy sencillo.

He presentado a concurso un de mis microrrelatos, se titula "Recuerdos" así que os pido, amigos míos, que pinchéis en el link de abajo y con un solo clic podéis votar mi relato. Se puede hacer esta misma operación dando un voto por día y hasta el 30 de Abril.
Solo me queda decir: ¡Muchas gracias a los que me hayáis votado y lo más importante, por vuestro apoyo!

¡Ahhh, que se me olvida!... disfrutarlo ;)

martes, 24 de abril de 2012

23 de Abril

Ayer, con el motivo del día del libro, se organizó en Benalmádena una actividad que lo nombraron “Día Internacional del Libro. Escritores/as con voz” donde me invitaron a participar con mi relato "Un día como otro cualquiera" para exponerlo y luego me formularon algunas preguntas sobre ello. 



A parte de eso, también se leyeron y comentamos otros relatos como el de mi compañera Mercedes Martín, “Operación Water”, que la verdad me gustó mucho. Supo darle a una historia que empieza un poco trágica ese toque divertido y plasmar que si se habla las cosas con anterioridad se podría evitar casos como el que ella nos cuenta. 


Ignacio López con su relato “La donna è mobile”. Me encantó, sencillamente, vi reflejado la venganza y el amor en diferentes personajes que a su vez se parecen más de lo que piensan. 


¿Y qué decir del “Sólo un día más” de Elena Benítez? fue magnífica la expectación que tuvo y la repercusión, ya que transmitía el día a día de una mujer cuyo "príncipe azul" solo se queda en rana y cuando se va a la cama, va en calzoncillos sin ni si quiera quitarse los calcetines. Podéis imaginaros como acabó ese pequeño debate. 

Para concluir, pasé una tarde maravillosa, conocí a mucha gente y volví a ver a esas personas que hacia mucho tiempo no veía haciéndome tanta ilusión de verles de nuevo. 


Antes de terminar, tengo que darles las gracias a Laura Martel, Sandra Ruiz, Isabel González, Carlos Martín, María de los Ángeles y Manuel (mis padres) que estuvieron ayer conmigo y que sin ellos no hubiera sido lo mismo. ¡Gracias de todo corazón!


Con Laura Martel y Sandra Ruiz

domingo, 22 de abril de 2012

Sin...

Se acercan tus manos a mis mejillas
una tímida sonrisa se me escapó.
Te miro, me miras
el silencio, nuestro cómplice. Nada alrededor. 

Me besas, te beso... 
nada que existe es tan intenso. 
Nuestra pasión se desata por momentos, 
sintiendo tus manos acariciando mi cuerpo... 

Amemonos sin remordimientos.

lunes, 16 de abril de 2012

¿Las ves?

¿Ves aquellas estrellas que tanto brillan en esta noche tan oscura? 

¿Las únicas estrellas que se reflejan en el mar al lado de la luna?
¿Las qué observas detenidamente con tanto entusiasmo y sientes como se dibuja una sonrisa en tu cara? 
¿Las que por muchos años que pasan nunca se apagan?

¿Las ves allí en lo alto? 
Pues ahí es, donde ellos nos están esperando.



viernes, 13 de abril de 2012

¡1001 Gracias!

Quiero dar las gracias a todas las personas que han visitado mi blog. Ya son 1001 los que han pasado por aquí. Algunos dejando huella, otros para leer lo que escribo... así hasta llegar a donde hemos llegado.

Me siento tan orgullosa; saber que cada una de las publicaciones, una pequeña parte de vosotros (los que sé)  hayáis sentido un cosquilleo leyéndolas, dándome ánimos para seguir escribiendo, y solo para que ustedes seáis los protagonistas. 

De todo corazón gracias, millones de gracias. Y decir por último, que esto es solo el comienzo de una gran carrera. 






miércoles, 11 de abril de 2012

En pentagrama


Unas simples hojas de papel de pentagrama, reposa cada una de las notas de esta maravillosa obra. Para que posteriormente el prodigioso violinista le de vida, con su noble Stradivarius. Concediendo al artista el placer de interpretar tal solemne melodía.


martes, 10 de abril de 2012

El corazón delator (1º Parte)

Unos de los relatos más fascinante de Edgar Allan Poe, "El corazón delator" simplemente puedo decir que lo disfruten... mientras puedan.




¡Es verdad! Soy muy nervioso, extraordinariamente nervioso. Lo he sido siempre. ¿Pero por qué dicen que estoy loco? La enfermedad ha aguzado mis sentidos en vez de destruirlos o embotarlos. De todos ellos el más fino es el oído. Yo he escuchado todas las cosas del cielo y de la tierra, y no pocas del infierno. ¿cómo, entonces, puedo estar loco? Observen con qué serenidad, con qué calma, voy a contarles esta historia.

Es imposible definir cómo penetró la idea en mi cerebro. Sin embargo, una vez adentrada allí, me acosó día y noche. Realmente no había ningún motivo para ello. El viejo nunca había hecho daño, y yo lo quería. Jamás me insultó, y su oro no me despertaba la menor codicia.

Creo que era su ojo. Si... ¡Eso era! Uno de sus ojos se parecía a los del buitre. Era de un color azul pálido, nublado por una catarata. Siempre que ese ojo se detenía sobre mí, se me congelaba la sangre. Y así, poco a poco, gradualmente, se fue apoderando de mi espíritu la obsesión de matar al anciano, y librarme para siempre de aquella mirada.

Ahora viene lo más difícil de explicar. Me creen loco, pero no pensarían así si me hubieran visto, si hubiesen podido observar con qué sabiduría, con qué precaución y cautela procedí... ¡con qué disimulo puse manos a la obra!

Jamás me comporté tan amable con él como durante la semana que precedió al asesinato. Cada noche, cerca de las doce, descorría el pestillo de su puerta y la abría muy suavemente. Cuando la tenía lo suficientemente abierta para asomar la cabeza, metía una linterna bien cerrada, para que no se filtrara ninguna claridad: luego introducía la cabeza. ¡Oh, se habrían reído viendo el esmero con que lo hacía, por miedo de turbar el sueño del viejo. No exagero al afirmar que por lo menos tardaba una hora en realizar esta maniobra, y contemplar al anciano acostado en su cama. ¿Podría haber sido tan prudente un loco?

En seguida, una vez que mi cabeza se hallaba dentro de la habitación, abría silenciosamente la linterna. ¡Oh, con qué cuidado, con qué sumo cuidado: Abría sólo lo necesario para que un rayo casi imperceptible de luz se clavara en el ojo de buitre. Hice esto durante siete noches interminables, a la misma hora, y siempre encontré el ojo cerrado. Así se fue volviendo imposible concretar mi propósito; porque no era el viejo quién me molestaba, sino aquel maldito ojo. Y todas las mañanas, cuando amanecía, entraba osadamente en su cuarto, y le conversaba valerosamente, con voz muy cordial, interesándome por saber cómo había dormido.

Comprenderán que tendría que haber sido un hombre demasiado perspicaz para sospechar que todas las noches, siempre a las doce, yo le espiaba durante su sueño.
Finalmente, en la octava noche, entreabrí la puerta con mayor sigilo que antes. La aguja de un reloj se movía más a prisa que mi mano. Jamás, como en ese minuto, pude apreciar tan bien la magnitud de mi astucia, y apenas lograba dominar mi sensación de triunfo. ¡Pensar que estaba allí, empujando muy pausadamente esa puerta, y que él ni siquiera vislumbraba mis acciones y mis pensamientos secretos!

Ante esta idea se me escapó una leve risa, y tal vez me oyó, ya que de pronto se movió en su lecho, como si fuera a despertar. Tal vez se imaginarán que me retiré de inmediato. Pues no, se equivocan, no fue así.

Su alcoba se hallaba profundamente oscura. Las ventanas estaban herméticamente cerradas por miedo a los ladrones, y las espesas tinieblas envolvían toda la estancia. Absolutamente seguro de que el anciano no podía ver nada, me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló sobre la perilla de la puerta, y el viejo se incorporó en su cama, preguntando:

—¿Quién anda ahí?
Permanecí completamente inmóvil, sin musitar una sola palabra, y durante una hora no moví un músculo. Tampoco él, en todo ese tiempo, volvió a acostarse. Continuaba sentado en la cama, alerto, haciendo lo mismo que yo había hecho en esas largas noches, oyendo deslizarse a las arañas en la pared.

De pronto oí un gemido profundo. Se trataba de un lamento de terror mortal, no de dolor o tristeza. ¡Oh, no! Era el rumor sordo y ahogado que escapa de lo más íntimo de un alma sobrecogida por el pavor. Yo conocía ese quejido. Muchas veces, precisamente en el filo de la medianoche, cuando todos dormían, lo sentía irrumpir en mi propio pecho, brotando de los terrores que me consumían.

Sabía lo que estaba experimentando el viejo, y no podía evitar una gran piedad por él, aunque también otros sentimientos colmaban mi corazón. Comprendía que su zozobra iba en aumento, y que procuraba persuadirse de que sus temores eran infundados. Posiblemente decía para sí: "No es nada... El viento en la chimenea... Un ratón que corrió por el entretecho... Algún insecto..."

Sí, debe haber intentado calmarse con estas hipótesis. Pero todo fue inútil. La muerte había pasado junto a él, y lo envolvía. Y era la influencia fúnebre de su sombra, invisible, la que lo hacía "sentir", aunque no viera ni escuchara nada, la que le permitía notar mi presencia en su habitación.

Luego de haber esperado un largo rato, me aventuré a abrir apenas la linterna. La abrí furtivamente, hasta que al fin un rayo delgado, como el hilo de una telaraña, descendió sobre el ojo de buitre.
Estaba abierto, íntegramente abierto, y al verlo me llené de furia. Lo vi con claridad perfecta, entero de un azul mate, y cubierto por la horrorosa nube que me helaba hasta la médula de los huesos. No podía ver nada más; ni la cara ni el cuerpo del anciano. Sólo existía aquel ojo obsesionante.